lunes, 30 de septiembre de 2019

Vida-muerte-vida: El movimiento de la consciencia




  

  1.   LA MUERTE Y LA VIDA COMO MOVIMIENTO DE LA ENERGÍA UNIVERSAL

De oriente a occidente:


Desde el antiguo Egipto hasta nuestras tradiciones ancestrales precolombinas, en distintos focos de luz de las antiguas civilizaciones de la tierra, se entiende a la vida como un movimiento de la consciencia y, por lo tanto, a la muerte como una extensión de ese movimiento.

Lo que los seres humanos llaman CONSCIENCIA, distinto de lo CONCIENTE, es una forma de denominar una inteligencia de naturaleza expansiva, llamada por los cabalistas hebreos la fuerza UNA, el logos mayor. Consciencia como un nombre de Dios, de la energía del amor universal o del misterio cósmico que todo lo rige.

Se dice que ese movimiento de la consciencia se da en las 6 direcciones del espacio y permite la creación de todo lo conocido y por conocer.

Para mayores señas, la arqueología y la antropología se han maravillado con los vestigios de 3 templos en Egipto, cuyo material de construcción es particularmente masivo y pesado distinto del de todos los demás, estos son: El templo de la esfinge en el Cairo, La pirámide del Faraón Kefrén en la misma ciudad y el templo de Osirión en Abydos.

Este último, fue el primer lugar en ofrendar lo que muy probablemente sería una explicación gráfica y vibracional de la evolución de la vida, con una paradoja, en un lugar que estaba dedicado al dios de los muertos. En las paredes del Osirión, aparece de forma repetida la imagen mandálica de la FLOR DE LA VIDA. Una impronta que ha movido múltiples preguntas y estudios en distintas disciplinas que van desde la geometría hasta la filosofía. Dicha imagen también ha sido hallada en el arte fenicio, asirio, indio, asiático y el arte medieval y, por lo tanto, tiene un valor arquetipal, es decir, obedece a un modelo común para el inconsciente colectivo humano, independiente de la raza, la etnia o el momento histórico.



Leonardo da Vinci, por ejemplo, exploró en esta imagen, sus propiedades matemáticas y la integración en ella de los llamados sólidos platónicos o perfectos, figuras poliédricas asociadas a los 5 elementos de la naturaleza y a la conformación de toda vida existente.
La Vescica Piscis o verbo divino que surge en el primer entrelazamiento de dos círculos, es el comienzo de la configuración geométrica de la Flor de la Vida. También se conoce como Hieros Gamos, es decir, la Unión Sagrada, pues de esa unión se generan todas las formas geométricas arquetípicas existentes. Y da lugar en su intersección al rectángulo dentro del cual caben dos triángulos equiláteros opuestos por la base, que es conocida, como la proporción aúrea o la divina proporción.

 (La Semilla de la vida es una imagen correspondiente a la multiplicación celular humana en los 6 primeros días tras la concepción)



Se podría decir que, desde la primera esfera, la Energía de Vida, genera un espacio referenciado en torno a sí mismo y va pasando del tetraedro al cubo hasta llegar a la esfera, de nuevo, como sinónimo de integridad y totalidad. Todo este movimiento se da a partir de una matriz de 7 círculos entrelazados, que es lo que se conoce como la semilla de la vida. Recordemos que siete son los sonidos fundamentales, 7 los centros principales de energía o chacras, 7 días de la semana, 7 sistemas de glándulas endocrinas y 7 capas de músculos tiene el corazón. En su tercer giro dicha semilla conforma 19 esferas que dan lugar a lo que se conoce como la Flor de la Vida.

En dicho movimiento en espiral, la vida se integra al cuerpo, así como del cuerpo es liberada en espirales cuando se presenta la muerte. El presente encuentro con esta información te invita a mirar en lo profundo de tus células, del habitáculo sagrado de tu corporeidad, el misterio de la renovación permanente que se da en el cuerpo y a su vez lo que trasciende en él cada día. Pues la energía no contempla detención ni muerte, sólo fluye, ES y se extiende a través del cambio permanente.



En el artículo de mi autoría “¿Sabemos tan poco del sexo como de la muerte?” publicado en este espacio, me permití hacer la siguiente reflexión:

“Uno de los efectos esenciales de la muerte celular, o apoptosis, es la eliminación de las células mutadas antes de que puedan replicarse y comenzar a formar tumores. La muerte celular la desencadenan las mitocondrias. Si el ADN de una célula está dañado por una mutación (en la mayoría de los casos, por más de una), puede que las mitocondrias de esa célula no cumplan su función como es debido. La célula dañada sigue viviendo y reproduciéndose, alimentada por promotores biológicos tales como el exceso de estrógenos (en las mujeres) o la glucosa y las grasas trans”ii dando lugar a lo que llamamos cáncer.

Aquello a lo que más tememos, ese soltar, ese renunciar, ese morir cada día, así como ese morir de forma definitiva a un hábito, a una relación, a una forma de ver y ser, es lo que en el universo celular entrega vida, energía y renovación a nuestro cuerpo.

La muerte, si, la muerte tan necesaria como tan temida ella, es la semilla de la vida. Un organismo, una estructura mental, una personalidad, una “persona”, una máscara que no está dispuesta a cambiar, a morir, a reinventarse, puede reproducir de manera indiscriminada esquemas repetitivos de comportamiento, relaciones, empleos, negocios, relaciones parentales con hijos e hijas, bajo un patrón de caos, dolor, enfermedad, en definitiva, bajo un mismo patrón inconsciente que muchas veces podríamos llamar tóxico.

Incluso, ella, la Muerte, entrega el impulso vital requerido para que podamos partir de este cuerpo físico, para MORIR y trascender en libertad a otra instancia de vida, que por invisible que parezca a nuestros ojos no quiere decir que sea inexistente e inaccesible. El momento de lucidez y alivio común a muchos seres antes de morir, la expresión popular de “se alivió para morirse”, habla de cómo vida y muerte conversan permanentemente. Una requiere de la otra, se alimentan, se abrazan y se aman mutuamente.

Perseguir de forma obsesiva LA VIDA FELIZ tanto en el “discurso terapéutico”, en la "oferta espiritual”, en la práctica religiosa como en la cotidianidad del hogar, puede llegar a ser tan inútil como perseguir la MUERTE FELIZ. La una como la otra duelen y también son susceptibles de gozo, de disfrute y liberación, porque ambas transforman.


Esta es una invitación a abrazar tanto a la vida como a la muerte en medio del desconcierto que ambas nos generan, entendiendo que quizá, asistimos a distintas formas de vivir como de morir, no mejores ni peores, sólo más, o menos conscientes, vidas y muertes más, o menos fluidas, con mayor o menor resistencia, con más o menos sufrimiento, con mayor o menor acompañamiento, con más, o menos dignidad. Ninguna ideal, ninguna perfecta, todas únicas”.



Volviendo a la sabiduría egipcia





Dicho templo de Abydos, llamado también Templo de Osirión, fue construido en honor a Osiris, el gran dios de los ritos funerarios, entendido especialmente como el dios de la resurrección, por ser aquel que tras morir y ser despedazado por su propio hermano Seth, fue regresado a la vida por la obra y asistencia de su esposa Isis, quien le entregó el aliento vital insuflado por sus alas y con las palabras poderosas de Thot, el dios de la alquimia, pudo Osiris renacer a la inmortalidad.

Todos los ritos Osiríacos fueron ritos del consagración y conexión con ese gran viaje al más allá, a esa otra instancia de vida, hasta al punto de llamar a todo muerto con el nombre de Osiris. Una vez reconstruido el cuerpo del dios Osiris por las manos sacerdotales de Isis, aquella que es capaz de ir al inframundo e insuflar vida y renovación, la "Gran maga", "Gran diosa madre", "la Fuerza nutricia de la naturaleza", Osiris e Isis conciben a Horus, o el hijo divino, el hijo que trae la esperanza eterna, representando al Faraón vivo, pues Osiris debía permanecer en el mundo inferior. 

En esa imagen trinitaria vida, muerte y el fruto de su encuentro; el mundo de arriba, el mundo de abajo y el punto medio humano; el padre, la madre y el hijo; se integran en esta cosmovisión, quizá para iluminarnos sobre la naturaleza de la vida y sus movimientos. 

Estas imágenes míticas hablan de la integración que tiene lugar en toda MUERTE o CAMBIO, tras el conflicto de fuerzas en aparente oposición, aparece una reintegración de la energía a un nuevo nivel. De ahí que en Abydos los sacerdotes del Ojo de Horus, tuvieran al parecer información particular sobre el misterio de la VIDA, pues a su vez, era el lugar de culto y reverencia al dios de los muertos, el dios inmortal Osiris.

Y en ese hilar vida y muerte, resulta pleno de sentido que Osiris también fuese visto como un dios agrario, pues era aquel que hacía crecer el trigo y la cebada, aquel que renacía como espiga, lo que señalaba cómo en el panteón egipcio, vida y muerte no era más que hermanas gemelas en permanente conversación.

He aquí una imagen del Tarot de BOTA (Builders of temple of Adytum), línea de estudio del Tarot en conexión con la sabiduría de la Cábala hebrea, asociada a este movimiento de transformación en la consciencia, la energía y la materia. Una imagen muy poderosa sobre la que podemos meditar, pues sólo observar este tipo de imágenes por algunos minutos, activa un nivel de información que comienza a aflorar a la consciencia, también se puede usar el decreto asociado:



Clave 20 - El Juicio - (En el Tarot egipcio, esta clave es llamada La resurrección).

Decreto:
“Veo con gratitud la claridad del amanecer y su Luz me ha liberado de la oscuridad que me atrapaba, en el mundo de la ilusión y la limitación”

Osiris es una forma de llamar a RA, o Dios del SOL, en este caso un Sol de la noche. Se decía que muchos de los dioses egipcios no eran más que variaciones de una misma energía, se trata de distintos nombres para una misma fuerza creadora en diversas manifestaciones.

Por tanto, Neter o Dios, quiere decir atributo divino. Dentro de dichos atributos se encuentran:

ATUM – Característica de Dios inmanifestado – potencia creadora, primer círculo de la flor de la vida (Clave 0 – Tarot – El loco – el pleno potencial inmanifiesto)

PTÁ Característica creadora de Dios, que a través del uso de la voluntad creadora da lugar al universo. (Clave 1 – Tarot – El mago – Voluntad autoconsciente)

AMÓN Característica de Dios que hace al hombre libre de crear a su propia imagen y semejanza (Clave 2 – Tarot – La memoria perfecta o Sacerdotisa)

El verbo = es la acción que favorece el movimiento.

Quizá por eso el ángel del juicio toca una trompeta. De ahí el valor del sonido, la palabra y el lenguaje en todo proceso de cambio y transformación. Desde la concepción y el nacimiento, hasta la transición hacia la muerte y el renacimiento a otro nivel. Recordemos que el oído es el primer órgano de los sentidos en activarse en el ser en gestación en su etapa embrionaria, así como el último sentido en desactivar su función en el momento de morir.

La Flor de la Vida expresa física y geométricamente el movimiento de la CONSCIENCIA divina en el espacio, a través de las seis direcciones, vía la voluntad divina o el verbo divino se activa la acción del movimiento. A su vez, el lenguaje
humano es una forma de delimitación de los terrenos de la energía y de la consciencia, por lo tanto, configuran un vehículo a través de la materia. Es decir: la Palabra es poder en creación. La palabra pensada, sentida y hablada haciéndose cuerpo.

El sonido primordial del OM convoca en la tradición india, la vibración del campo unificado en sus 7 tonos y cuerpos, la consolidación de los estadios fundamentales de toda vida y consciencia, como una victoria del espíritu en la materia. Por lo tanto, el trabajo del cuerpo es tan importante como el trabajo en la personalidad, pues limpiando tanto el recipiente físico como el mental, es como el alma expresa el NEUMA, el aliento de vida, el espíritu en todo su potencial.

Observemos la clave 7 del Tarot, la CARROZA, y miremos como resuena este conocimiento antiguo en el poder de estas imágenes y sus


decretos:

“Viviendo de esa voluntad, sostenido por su infalible sabiduría y entendimiento, mía es la VIDA VICTORIOSA”

 Podría decirse que la VICTORIA de la consciencia (concepto más amplio que lo consciente) es lo que permanece tras toda muerte y también la fuerza que nos invita a dejar ir aquello que no nos corresponde, pues no hace parte del proceso único e indivisible – individual – de aprendizaje del ser en cuestión. 

Cuando el Espíritu es quién conduce el carruaje de la personalidad, a través del viaje de la vida el sujeto puede reconocer lo que vive en todo ser y situación, más allá del pasado o el futuro, el presente que integra en libertad todo tiempo, para conducir en sabiduría al INDIVIDUO por el viaje
constante de la vida-muerte-vida. Aquí es importante recordar que la palabra individuo tiene relación con la palabra indivisible (esencial, único) y dual que implica una integración constante de fuerzas aparentemente opuestas que en realidad generan un balance.

2.    CONVERSACIONES ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE, una charla permanente.


Occidente, el lugar dónde muere y sol y su aporte al tema:


Si comprendemos que la Muerte no es más que la expiración del inhalar de la vida, quizá comencemos a fluir un poco más con los cambios y la noción de la vitalidad naciente y silenciosa que hay en cada cierre o despedida.

No sólo nuestro corazón se mueve y bombea nuestra sangre a través de un movimiento de sístole (contracción) y diástole (relajación), podría decirse que nuestra vida en este plano es también una gran transición entre un movimiento de contracción a través del cual llegamos a la vida y un momento de entrega, silencio, exhalación o pausa, cuando partimos de ella.

Son cada vez más los seres que escriben sobre experiencias de vida después de la muerte, o ECM experiencias cercanas a la muerte. Desde los años 70 cuando la doctora suizo-estadounidense Elizabeth Kübler Ross comenzó a investigar sobre el tema. Hoy, resulta una realidad psíquica posible e indiscutible la idea de que nuestra vida no termina cuando nuestro cuerpo cesa de respirar.

Por tanto, la Muerte no sería más que el movimiento de diástole para una nueva sístole, un sueño del que no regresamos físicamente, pero al que, sin duda, le sucede un nuevo amanecer. Para hablar de la mirada de Occidente sobre la Muerte, debemos reconocer que el pasado siglo XX y las grandes guerras mundiales, movilizaron la consciencia colectiva como también su inconsciente, hacia un propósito de buscar en toda ciencia, especialmente en las disciplinas asociadas a la salud y las humanidades, respuestas sobre ella.

El ser humano moderno se debate muchas veces ante las preguntas: ¿Cómo extender la perspectiva de vida? ¿Cómo vivir más jóvenes y bellos?

La demanda desde temprana edad de las cirugías estéticas, la proliferación de vacunas, los a veces fallidos esfuerzos en los controles de epidemias, la sobreoferta de antibióticos con su subsecuente aparición de las llamadas super-bacterias, son sólo algunas de las consecuencias del intento occidental por controlar la vida, muchas veces con la mejor intención de protegerla y apartarla de la “despiadada muerte”. Es decir, casi siempre lo que hacemos en el llamado mundo civilizado es evitar todo tipo de conversación consciente con la Muerte y su presencia ineludible.

He aquí unos aportes básicos, unos sustratos de alimento para cualquier ser que en su proceder tanto personal como terapéutico desee abordar la experiencia de aprender y des-aprender sobre el vivir, el morir y el dolernos en los cambios.

La visionaria Elizabeth Kübler Ross:

 Esta médica psiquiatra suizo-estadounidense, nacida el 8 de julio de 1926, vivió los albores de su juventud en medio del declive emocional y energético que se respiraba en el mundo durante el genocidio de millones de personas en la Segunda Guerra Mundial. Es por esto quizá, que entre sus 17 y 19 años se dedicó a una labor de voluntaria trabajando con los refugiados y víctimas de la guerra y realizó una visita al campo de concentración de Maidanek en Polonia. Una visita especialmente conmovedora para ella que, impulsaría 25 años después, su búsqueda como médica y tanatóloga.
Allí observó cómo en las paredes de esos barracones en los que yacían los judíos retenidos, había dibujos de
nombres, letras iniciales, pero muy especialmente se encontró, una y otra vez, mariposas dibujadas por aquellos que horas o momentos después serían ejecutados.

La Dra. Elizabeth Kübler Ross, hermana trilliza de una familia suiza de clase media alta, rompió todo tipo de estereotipos, se resistió a estudiar lo que su padre le pedía para trabajar con él en su empresa. Fuera de su casa, renunciando al confort de su hogar, trabajó en el campo, ordeñando y recogiendo heno, para sustentarse mientras ofrecía sus manos como ayudante de medicina en los campos de refugiados. Hasta que logró, con ayuda de su hermana mayor, ingresar a la Facultad de Medicina en Zurich.

Casada con un norteamericano, viajó a EE. UU y se radicó en Nueva York y allí trabajó en el Hospital de Manhattan y sin ser psiquiatra logró en poco tiempo que la unidad de pacientes con diagnósticos de esquizofrenia y otros estados esquizoides obtuviera la salida del 94% de sus internos.

En los hospitales para los que laboró, la Doctora Kübler-Ross, observó que los pacientes, instantes antes de morir se relajaban, incluso aquellos que se habían rebelado contra su propia muerte. Otros al acercarse su final, parecían tener experiencias muy claras con seres queridos ya fallecidos y hablaban con personas que ella no podía ver.

Prácticamente en todos los casos la muerte iba precedida de una particular serenidad. A partir de estas experiencias la Dra. Kübler se preguntó: ¿Y después? Si ya no estaban, cómo podía saber lo que ocurría ¿A dónde va la vida, si es que va a alguna parte? ¿Qué experimenta la persona en el momento de morir? Y fue en esos años de ejercicio como médica, que comprendió el porqué del dibujo de las mariposas: “Abandonamos el cuerpo que contiene nuestra alma, al igual que el capullo de seda encierra la futura mariposa. Libres como una bellísima mariposa regresamos a nuestro hogar”.

ECM - Experiencias Cercanas a la Muerte y la luz que arrojan sobre el VIVIR:

Caso señora Schwartz – Primer caso de supervivencia a una muerte clínica.


Poco después de comprender esto le presentaron en el hospital a la señora Schwartz. Mujer increíblemente resistente y resuelta que había estado muchas veces en la UCI y declarada clínicamente muerta muchas veces. El personal del hospital la miraba con una especie de miedo y respeto. Esta señora fue la primera muerte clínica temporal de la que tenían noticia.


La señora Schwartz compartió su historia con la Doctora Kübler-Ross y con varios de sus estudiantes. En una ocasión, después de una hemorragia, la ingresaron. En ese preciso momento contó que salió de su cuerpo físico y flotó hacia el techo. Entonces entró un equipo de reanimación y empezó a trabajar frenéticamente para salvarla. Mientras, ella oía todo lo que estaban diciendo y percibía todo lo que estaban pensando. Sentía una enorme curiosidad y no podía tocarlos y no la escuchaban. En ese momento, tan frustrada como los médicos, renunció a decirles algo. Entonces perdió el conocimiento. Observó que 45 minutos después la declaraban muerta y la cubrían con una sábana. Tres horas después entró la enfermera para sacar el cadáver y no hace falta que digamos el susto que se pegó cuando descubrió que la Sra. Schwartz todavía seguía viva.

La Sra. Schwartz no tenía nada de loca, al parecer sencillamente se hallaba en unas circunstancias que le impedían que su alma se fuera en paz. El marido de la señora era esquizofrénico, y cada vez que le daba un ataque quería matar a su hijo de 17 años. Ella no podía irse hasta que su hijo no estuviera en un lugar más seguro. Ninguna de las personas que estaba en la sala pensaba que la historia hubiese sido real, pero... ¿cómo era posible que la Sra. Schwartz recreara el chiste que el doctor hizo una vez fue declarada muerta.

En Occidente, cuando morimos, concebimos que vamos a un lugar concreto en el espacio, al cielo, al paraíso, en cambio para los orientales morir es cambiar de un estado vibratorio a otro.


Durante los primeros años de la década de los 70, entre un Dr. de nombre Mwalimu y la Dra. Elizabeth, entrevistaron a más de 20.000 personas con edades comprendidas entre los 2 y los 99 años, de culturas tan diversas como la esquimal, los indios norte americanos, aborígenes australianos, la religión protestante, musulmana, cristiana e incluso entre aquellos que se creían ateos o agnósticos. Hasta ese entonces ni ella misma había creído en una vida después de la Muerte, pero todos estos casos la convencieron de que no eran alucinaciones ni coincidencias.

La Dra. Elizabeth Kübler Ross, a partir de dicho estudio logró enunciar una serie de etapas por las que pasa el SER en el momento de la MUERTE.

ETAPAS DEL CUERPO ENERGÉTICO EN EL  PROCESO DE MUERTE, según Elizabeth Kübler Ross, de acuerdo al registro de ECM (Experiencias Cercanas a la Muerte):

En una primera fase, afirma que las personas salían flotando de su cuerpo ya sea que hubieran muerto en quirófano, suicidio, accidente... Es como la mariposa que se desprende de su capullo. Se sabe lo que ocurre alrededor, se escuchan conversaciones, se perciben incluso los pensamientos. Es decir, del mismo modo que cuando estamos en periodo embrionario, como lo mencionamos al inicio de estas memorias, el oído es el primer sentido que se desarrolla, aquí el oído es el último sentido en desaparecer. En dicho estado aflora una noción de salud y completud compensatoria, en donde, por ejemplo, una persona ciega puede volver a ver, o una persona inválida puede volver a bailar.


En la tercera fase se entraba por lo general, según lo descrito por algunas de las personas que tuvieron ECM, a un túnel o una puerta de paso. Al parecer, con la energía psíquica se recrea el lugar más hermoso o simbólico que convoca unidad y serenidad. En esta fase los envuelve una gran luz que ninguno puede explicar, algunos dicen que es Buda, otros Jesús, Mahoma, pero todos coinciden que en sentirse                  acogidos       por                 una   Amor-Incondicional.

Según los relatos, en ese momento suele emerger lo que sería una cuarta fase en donde    el    ser    se     halla     en     presencia     de     la     fuente     suprema. En este estado la persona hace una revisión de su vida, un proceso en el que ve todos los actos, palabras y pensamientos de su existencia. Se le hace comprender el motivo de todos sus pensamientos, decisiones, actos y de qué manera éstos han afectado a otros, incluso a desconocidos. Dicha persona veía cómo pudo haber sido su vida, toda la capacidad en potencia que posee, se le muestra que las vidas de todas las personas están interrelacionadas y entrelazadas a la suya. A partir de este momento el retorno a la vida se da con una consciencia ampliada del propósito o sentido profundo de estar aquí.

El mayor “ruido” a la hora de morir:


La Dra. Kübler Ross, nos explica que el peor acompañante en el lecho de los moribundos es la Culpa. Culpa que opera tanto en quienes están a punto de morir como en quienes acompañan. La culpa de no haber hecho lo que se debería, de no haber perdonado, de no haber sido perdonados; cuántos le habían confesado haber tenido aparentemente éxito como abogados o grandes médicos, pero en realidad lo que querían ser es jardineros o carpinteros.

En definitiva, muchos de los seres que volvían de experiencias cercanas a la muerte, querían irse estando en paz consigo mismo y acabar con asuntos pendientes.

Elizabeth, trabajó en hospitales con niños enfermos y para ella los niños eran incluso mejores maestros que los mayores. Los niños no habían acumulado capas y capas de asuntos inconclusos, no tenían una vida de relaciones deterioradas, ni un curriculum vitae de experiencias asumidas por el Ego como errores. Tampoco se sentían obligados a fingir que estaban bien. Dicen exactamente lo que necesitan para estar en paz.

He aquí, una anécdota poderosa a propósito de la VIDA y el soltar consciente, “el morir a la ilusión de poder controlar todo lo que ocurre”:


Elizabeth Kübler Ross, cuenta que se dirigía a pasar un fin de semana con unos amigos en el desierto. Sabía que había tráfico, pero deseaba salir de Los Ángeles. Los coches iban a gran velocidad por la autopista cuando de repente se dio cuenta de que frente suyo había un paro en cadena. Frenó a tiempo, pero se fijó por el retrovisor que el conductor del coche de atrás estaba despistado y pronto iban a colisionar contra ella. Todo pasó en fracciones de segundo. En ese preciso instante se vio a sí misma aferrada al volante y con gran rigidez.

Se dio cuenta de que así es como había estado viviendo, rígida, aferrada a la vida olvidándose de tantas cosas importantes. En ese instante, se relajó y se entregó a la vida y a la muerte. El resultado fue un milagro, como explicaría el doctor. Quedó ilesa tras salir disparada por el cristal frontal, mientras su coche terminó plegado como un acordeón. Esta experiencia le obligó a revisar su forma de vivir.

En su trabajo con pacientes de VIH- SIDA, y enfermos en situación al final de la vida, apoyó tanto a quienes estaban en proceso de morir, como a sus familias e identificó unas fases del proceso de DUELO, no sólo de los pacientes al final de la vida sino también en todo ser humano ante las pérdidas de otra índole. Esas fases son: Negación, Ira – enfado, Negociación, Depresión, Aceptación.


Aspectos de lo que sería El modelo Kübler Ross que sentó las bases del modelo para el cuidado paliativo. Años más tarde la Dra. Kübler, se convertiría en la mayor autoridad, por mucho tiempo, en el acompañamiento en la Muerte y el duelo.

A continuación, las fases del duelo – en el Modelo Kübler – Ross en el acompañamiento al paciente al final de la Vida:



1.   Negación y aislamiento. Durante la primera etapa del duelo, “Negación y aislamiento”, uno se opone a la idea de que tiene una enfermedad o puede ser también que el paciente se aísle del resto de la gente, reacciones consideradas como normales y como una forma de protección provisional a sí mismo, las cuales serán más tarde sustituidas por una aceptación parcial. La negación puede funcionar como un amortiguador después de una noticia tan impresionante o inesperada como ésta. Del mismo modo, una persona que ha sido enterada del diagnóstico o de la muerte repentina de un ser amado, tiene una reacción inicial de negación. Es necesario pasar por esta fase para suavizar el dolor.

2.   Ira. La “Ira” —segunda fase— sustituye la negación que tiene el paciente, por los sentimientos de rabia, coraje, envidia y resentimiento; aquí surgen todos los por qué; los pacientes al final de la vida, suelen quejarse por todo, todo les parece mal y es criticable, pudiendo responder después con culpa, vergüenza, dolor y lágrimas. Es una fase difícil pues la ira se desplaza en todas direcciones, incluso injustamente, y en muchas ocasiones los que están cerca del paciente o de la persona en duelo, no se preguntan el porqué de su ira y la toman personalmente, cuando esto es en verdad parte del proceso. Recomienda a quienes rodean al sujeto no reaccionar con más ira pues esto puede provocar una conducta hostil en él y aconseja, en lugar de esto, aceptar la ira irracional del afectado, entendiendo que al expresarla le ayudará a aceptar mejor su pérdida.


3.   Pacto o negociación: Elisabeth Kübler Ross llama a la tercera etapa, “Pacto” se da, en el momento en que la persona que no ha sido capaz de afrontar la verdad durante la primera fase, y se ha enojado con los demás en la segunda fase, desea querer llegar a un acuerdo para procurar superar esa desagradable vivencia por la que está pasando. Menciona Kübler Ross que, durante sus investigaciones, la mayoría de los pacientes, el pacto lo hacían con Dios.

4.   Depresión. Después de haber pasado por las fases anteriores, el paciente pasa por una etapa de depresión, de tristeza profunda y todos los sentimientos anteriores pasan a ser sustituidos por una sensación de pérdida, por esto, la cuarta etapa del duelo es llamada “Depresión”. Kübler Ross recomienda aconseja a las personas cercanas a quien se encuentra en este estado, no alienten al paciente o al sujeto, a que vea el lado positivo de la situación, pues eso evitaría que la persona al final de la vida pensara en su propia muerte, o la persona que definitivamente no puede rehacer una situación, relación, forma de vida, se piense en un límite que le impulsará hacia un nuevo nivel de consciencia. Si se vive esta etapa y se enfrenta el dolor que consigo lleva, a la persona le será más fácil aceptar la realidad.

5.   Aceptación. “La aceptación” (quinta fase), llega cuando todas las demás se han experimentado; el sujeto no se sentirá abatido ni enfadado por su “destino”. Sin embargo, no significa que aceptación sea sinónimo de felicidad, más bien es como si el dolor no existiera más. En el caso de un ser humano al final de la vida, es normal que se sienta débil o cansado y por ello tenga la necesidad de dormir o descansar, aunque de diferente manera que, en el proceso de depresión, ahora es con tranquilidad, muy parecido al sueño de un bebé recién nacido. Comienza a sentirse una cierta paz, pudiendo estar bien ya sea solo o acompañado.

En los procesos de DUELO por la muerte de un ser amado o por la experiencia de algún tipo de pérdida, el sujeto suele pasar también por estos 5 estadios, es decir, el proceso que describió la Dra. Kübler Ross, no sólo aplicaría para una persona en un estado al final de la vida, sino que también puede darnos pistas de lo que vive quien experimenta todo tipo de Duelo.

Negación y Aislamiento, Ira, Pacto negociación (la persona busca asistirse de manera integral, atendiendo mente-cuerpo desde distintas alternativas), Depresión (Aparece no necesariamente como un evento patológico, sino como la depuración anímica de un estado emocional, para que emerja una sana consciencia de “fracaso” “de final” “de cambio ineludible”, y así, llegar a la Aceptación, que en este caso no llevaría a una serena muerte física, sino una resolución emocional y espiritual, que le permitiría al individuo, el inicio consciente de un nuevo momento vital, si se quiere, una nueva vida.

Para la Dra. Elizabeth Kübler Ross, hablar como médica de la supervivencia del alma, le valió que parte del gremio médico que la había validado frente al tema del cuidado paliativo, se alejara y la señalara. En el año 1995 sufrió varios ataques de apoplejía que le inmovilizaron el lado izquierdo del cuerpo, en el 2002 expresó en una entrevista que se sentía preparada para morir. Murió el 24 de agosto de 2004 a sus 78 años rodeada por muchos seres que la amaban y la admiraban, muy seguramente seres de este y de muchos planos.

Elizabeth Kübler Ross, recibió 23 doctorados honoríficos, la revista TIME la reconoció en 1999 como una de las Mentes más brillantes del siglo y en el año 2007 fue incluida en el National Women´s Hall of fame.

Frases de esta gran maestra:

* ¿Realmente es así como quiero vivir mi vida?
Todos nos hemos hecho esta pregunta en algún momento. La tragedia no es que la vida sea corta, sino que a menudo sólo tenemos una tardía percepción de lo que realmente importa.

*   La vida en el cuerpo físico sólo representa una pequeña parte de la existencia real.

*   Morir no es algo que haya que temer; puede ser la experiencia más maravillosa de la vida: todo depende de cómo hayamos vivido.

Carl Gustav Jung



En la sincronía y en los paralelismos a veces inexplicables de la vida, la jovencita estudiante de medicina, Elizabeth Kübler Ross, veía pasear de tanto en tanto por las calles de Zurich, al Dr. Carl Gustav Jung, nunca se atrevió a hablarle, sin embargo, ese hombre adulto y circunspecto sería en muchos sentidos el teórico y científico sobre el que se apoyaría para entender muchos procesos del alma humana.


Carl Gustav Jung nació el 26 de julio de 1875 en Küsnacht, cantón de Zúrich y murió el 6 de junio de 1961, fue médico psiquiatra, psicólogo y ensayista y una figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis; posteriormente, fue el fundador de la escuela de la Psicología Analítica, también llamada psicología de los complejos y psicología profunda.

Su abordaje teórico y clínico enfatizó la conexión funcional entre la estructura de   la psique y la de sus productos, es decir, sus manifestaciones culturales. Esto le impulsó a incorporar en su metodología nociones procedentes de la antropología, la alquimia, la interpretación de los sueños, el arte, la mitología, la religión y la filosofía. En consonancia con lo hallado por la Dra. Elizabeth Kübler, décadas después, en sus entrevistas a cientos de pacientes de distintos países, religiones y nacionalidades.

C.G Jung expresó sobre la psique humana:

“Físico no es el único criterio válido de una verdad, pues existen también verdades anímicas, que no permiten explicarlas físicamente, ni tampoco demostrarlas o discutirlas… El hecho de que las afirmaciones religiosas están en el polo opuesto de los fenómenos atestiguados por la física, demuestra la autonomía del espíritu en relación a la percepción física y una cierta independencia de la experiencia anímica con respecto a los hechos físicos. El alma es un factor autónomo, y las afirmaciones religiosas son reconocimientos anímicos que se apoyan en última instancia en procesos inconscientes, es decir trascendentales iii

Jung le dio un lugar prioritario a la realidad psíquica como REAL, efectiva y de gran poder transformador en la vida de los seres humanos, confirió credibilidad a imágenes y sueños que para muchos teóricos de la psicología no serían más que la manifestación de deseos reprimidos, alucinaciones o meras distorsiones de la personalidad. Así lo menciona la autora Marie Louise Von Franz en su libro: Sobre los sueños y la muerte: “Hoy ya tenemos conocimiento de que en lo inconsciente existe un “saber” que Jung ha denominado “saber absoluto”, es decir que lo inconsciente puede saber cosas que nadie sabe conscientemente”

De hecho, las ECM revelan un encuentro con lo inconsciente, una verdad que permanece oculta para la consciencia hasta que emerge en presencia de la muerte misma. Jung se interesó por los eventos parapsicológicos y se acercó a la experiencia espiritista para analizar y dijo a propósito de ese saber absoluto del inconsciente: “los indicios de identidad en las señales de “espíritus” en las sesiones espiritistas pueden ser explicadas tanto como un producto del inconsciente colectivo de los participantes, como de la comunicación verdadera de un muerto”.


3.    LOS DUELOS Y LA TRANSFORMACIÓN DEL ALMA A TRAVÉS DEL CUERPO


¿QUÉ ES UN DUELO?

Es la reacción emocional, física, conductual, energética y espiritual ante una situación de pérdida, sea esta la muerte de un ser amado, un cambio en la salud física, una separación afectiva, un desarraigo o la pérdida de un empleo, entre otras. Hay en todo duelo, una confrontación, tal y cómo lo designa el otro significado de esta palabra, un “encuentro combativo” entre dos aspectos o fuerzas de la vida.

Se podría decir que en todo duelo los opuestos complementarios que se unen para crear un nuevo ser, se confrontan en combate aparente para dar lugar a un nuevo nivel de consciencia. “Lo que tenía y ya no tengo” “Mi pasado y mi presente” “Lo que imaginé y lo que en efecto ES” “Tu y yo” “Consciente e inconsciente” “Vida y Muerte”.

Descreo profundamente de los tiempos asignados a los duelos para que sean elaborados, y aunque existe el llamado duelo patológico en donde, por su duración en el tiempo, llega a estar en riesgo la vida física de quién lo padece, nombrar o categorizar un duelo por el tiempo de elaboración, a mi modo de ver, es superficial reduccionista. Especialmente por la naturaleza cíclica y repetitiva de lo inconsciente, que expresa de tanto en tanto, una y otra vez, nuevos registros anímicos y físicos de viejos dolores.

Es por esto que, tras una pérdida, el sentimiento de tristeza y añoranza, con matices menos agudos y dolorosos tienden a retornar a la vida del sujeto, a través de fechas, aniversarios, lugares y memorias que aparecen desde lo inconsciente y por tanto suelen ser automáticas e impredecibles. Lo que cambia es el nivel de aceptación mental, física, emocional y espiritual del sujeto de cara al proceso, que favorece que la impronta de dolor se vaya tornando en una imagen cada vez más sutil con la cual se puede establecer “un diálogo” en mayor fluidez y paz.

CERRAR CICLOS EN PAZ


Existe una mirada esencial en el proceso del duelo y es la que contempla la fuerza crística cordial de la GRATITUD y el PERDÓN, para favorecer la liberación de los cuerpos de dolor que resuenan tanto en quién vive como en quién muere, se va o se distancia.

Los trabajos de reconciliación desde la PALABRA, vía la escritura, la oración o la comunicación directa impulsan el proceso de resolución. Sin embargo, frente a la posibilidad de la comunicación directa en el caso de la separación de pareja, es necesario no idealizar encuentros, dado que la idea de que uno hace el duelo con quién se va, es tremendamente ilusoria y tiende a dilatar los estados de dolor y repetición. Por último, la palabra en el poder de un ritual íntimo, entre cada ser y sus guías espirituales, y la energía de ese otro ser, espacio o situación a despedir, es quizá la herramienta más poderosa e importante, una herramienta individual.

Es todo un bálsamo para el cuerpo como para el alma, la práctica de sanación a través de la palabra conocida como HOPONOPONO, en donde las palabras GRACIAS, LO SIENTO, TE AMO, POR FAVOR, PERDÓNAME al poseer una frecuencia de alta vibración, favorecen la apertura del portal hacia la transición o hacia el cambio de cualquier fijación mental, emocional, físico o espiritual de un ser. Esto puede realizarse en letanías o repeticiones tanto mentales como verbales, ante un ser al final de la vida, ante un ser que ya partió, como ante una persona con la que ya no se comparte un vínculo en el presente frente a la cual persiste algún nivel de dolor o apego.

Hoy día existen prácticas como el M.A.R o Movimiento hacia el Agradecido Recuerdo, diseñado por el español Carlos Odriozola, como una forma de atención integral en el Duelo, en sus distintos ámbitos de expresión, que busca favorecer la limpieza emocional y la liberación física como espiritual a través de arribar a la orilla de la gratitud y el recuerdo en paz. Recordemos que quién se libera, libera.

El REIKI y las prácticas de sanación que integran palabra, tacto, sentimiento y vivencia, impulsa estos procesos desde las células, generando un puente entre los niveles inconscientes y conscientes de los seres en resonancia con un amor que libera.


Gracias a todos los seres que nos han acompañado con su corazón dispuesto y en honesto sentimiento, para acoger y despedir en amor y libertad. Gracias a quienes estuvieron con nosotros en la tercera versión de este taller, el pasado 21 de septiembre de 2019, conectando la energía del equinoccio para avivar nuestra fluidez ante los cambios individuales y colectivos, en paz y consciencia para la tierra.



Texto tomado de la Introducción Memorias del TALLER: El REIKI, LA VIDA, LA MUERTE Y LOS DUELOS.

Por:
Ana Lucia Acosta Bedoya
Maestra y Terapeuta Reiki

i Información tomada de la serie de 10 documentales “El OJO DE HORUS” dirigida por el conferencista internacional Fernando Malkún sobre la antigua escuela de misterios, una cerrada organización de sacerdotes, guardianes del conocimiento en la civilización Egipcia.
ii NORTHRUP Cristiane, Las Diosas nunca envejecen, Pág. 57. Ediciones URANO 2015.
iii VON FRANZ Marie – Louise. Sobre los sueños y la muerte, Capítulo: El “secreto” de la muerte y la “tumba” de Osiris, p 26. Ed. Kairós. 1995.
iv VON FRANZ Marie – Louise. Sobre los sueños y la muerte, Capítulo: El “secreto” de la muerte y la “tumba” de Osiris, p 25. Ed. Kairós. 1995.
v C.G JUNG En: Recuerdos, sueños y pensamientos. Pág. 18. Ed. Seix Barral 2013


No hay comentarios:

Publicar un comentario