miércoles, 3 de abril de 2013

Retomando ... ¿Qué es el Reiki?


el reiki es vínculo y memoria



 “Entender la vida como la manifestación material de un amor insondable es algo que suele escapar a la razón. A menudo estamos desconectados o mejor, conectados con una rutina lo bastante humana como para entrar en olvidos, olvidamos descansar, respirar, mirar a los ojos, volver a respirar para hablar, olvidamos en el trabajo lo que significa una labor y a menudo también olvidamos incluso el amor mientras amamos"


¿Qué es el REIKI?


De muchas maneras hemos borrado el recuerdo del silencio, hemos eliminado la nitidez de las imágenes que vienen desde adentro en medio de un sueño lúcido, de una meditación o de la contemplación de la naturaleza. 

Hoy se me ocurre que el REIKI recibe ese nombre no sólo por unir esos dos vocablos japoneses REI: energía universal y  KI: energía vital, sino también porque el REIKI aviva el REcuerdo de lo que en esencia somos y de lo que KIere la vida misma SER a través de nosotros (SER sin mayores pretensiones, mucho menos ortográficas).

Encontramos entonces que REIKI es recobrar la memoria acerca de  un sistema de sanación tan antiguo como la misma humanidad, una humanidad más antigua que cualquier historiografía posible, pues hay una escritura, un relato de la historia que no emplea papel, hay imágenes grabadas en nuestras células, en el registro de una genética encriptada y mágica que apenas nos aproximamos a descubrir.

Cruzando ya ese gran umbral del 2012 y de cara a los años venideros, sintiendo en la frente la brisa misteriosa de unos tiempos de renovación profunda, aparece una pregunta: ¿Cómo puedo ser un canal de AMOR y EQUILIBRIO ante el vertiginoso cambio planetario?

Nuestras manos expresan de forma holográfica la totalidad, cada uno de nuestros dedos es resonante con un elemento de la naturaleza, agua (meñique), tierra (anular), eter – espíritu (corazón), aire (índice), fuego (pulgar), nuestras manos como flores desplegadas de las ramas de un árbol llamado corazón, son recipiente y fuente a la vez de la totalidad que nos habita, son por lo tanto un instrumento de sanación invaluable al servicio individual y colectivo.

De forma clara y amorosa lo expresa el Arcángel Chamuel, en la canalización Manos creadoras, manos sanadoras señalando que: cuando como especie decidimos erguirnos sobre nuestros pies, elegimos permanecer conectados a la tierra y a la vez decidimos alcanzar a través de nuestras manos niveles superiores, lo que implicó un cambio tanto físico como energético. Nuestras manos ya no proyectan garras para arañar o defender, nuestras manos se hicieron para establecer procesos cada vez más armónicos, manos para acariciar, sanar, acoger y servir.

El acto reflejo de tocarnos tan pronto sentimos una parte de nuestro cuerpo adolorida, así como la caricia cálida de la madre ante el dolor de su hijo, resultan señales inequívocas de un gesto aliviante por naturaleza, el gesto de entrar en con-tacto con nosotros mismos o con el otro. Nuestras manos son por lo tanto, portales de acción infinita asociados a múltiples sistemas de sanación, y es el REIKI quizá uno de los más sencillos y profundos que existe.

Unidos por una misma fuente de energía
A través de nuestras manos fluye un torrente de luz y energía que corresponde al flujo vital que sustenta el universo, presente en toda criatura viviente. Ese flujo de energía vital ha sido nombrado de diversas maneras por el ser humano: KI para los japoneses, PRANA para los hindúes,  CHI para los chinos, BARAKA para las comunidades islámicas, NIGA para nuestros Tule – Kuna, lo que señala en definitiva, que independiente de la cultura y su cosmogonía, la humanidad ha identificado siempre una fuerza universal que late en toda criatura.
A finales del siglo XIX el sacerdote y médico japonés Mikao Usui inició un camino por la recuperación de una práctica tan antigua como la misma humanidad, el conocimiento ancestral de sanar con las manos al que llamaría REIKI, cuyo nombre indica el puente que tiende el amor entre la energía universal y la energía vital de cada ser con un propósito curativo.

Recibir una sesión de Reiki es disponer el cuerpo físico y su aspecto energético a un proceso de conexión directa con la fuente suprema de energía, lo que reverbera a nivel celular, en tejidos, órganos y sistemas, movilizando en el plano emocional, mental y espiritual aquellos aspectos de la persona en los que reside la causa-motor de la  enfermedad o de cualquier trastorno a nivel de las relaciones humanas, a nivel afectivo, laboral o familiar.

La iniciación en Reiki ¿Qué es y cuáles son sus beneficios?
Tras el proceso de iniciación el Ser experimenta un contacto más diáfano y directo con sus guías espirituales, ángeles y maestros de luz, y en especial, con el maestro interno, ese Ser superior que posee la información divina que cada uno requiere en cada momento de su existencia.

Por esto llamamos a la iniciación en REIKI un proceso de SINTONIZACIÓN, pues es la posibilidad de entrar en sintonía con el canto divino que aviva nuestra existencia y las coordenadas de acción y creación presentes en nuestras células. Es por tanto una herramienta para equilibrar nuestra bioenergía en medio del ritmo acelerado de la vida moderna, una posibilidad de avivar nuestra intuición y conexión con los seres de luz que nos asisten, una vía directa para sanar el corazón, y expandir el poder sanador del amor a todos los niveles de nuestra vida.

En el primer nivel de Reiki, el ser da inicio al proceso de reconocimiento del propio poder sanador y obtiene un potencial energético que le permite autocuidarse y autoestimular los cambios vitales para su evolución.

En un segundo nivel se ofrece la exploración y conocimiento de algunos de los símbolos del Reiki, lo que permite la activación de una mayor frecuencia vibracional para las sesiones de sanación, además de una limpieza más profunda de los niveles mentales y emocionales asociados a cualquier dificultad en la vida, por otro lado, el iniciado recibe además un entrenamiento para hacer Reiki a distancia, es decir realizar una terapia a aquellos seres que no se encuentran en un plano físico con nosotros, con la posibilidad también de mover en el tiempo esa energía sanadora y dirigirla hacia procesos pasados o futuros que deban ser sanados o proyectados de formas más positivas.

Por último, en el tercer nivel, el iniciado interesado en compartir esta información con otros, recibe un entrenamiento para pasar los alineamientos a aquellos que quieran comenzar un proceso con esta bella herramienta, es decir, la persona con un tercer nivel estará en disposición de realizar el proceso de sintonización en otros seres, cabe señalar que independiente de que la persona se dedique a esta labor o no, en esta fase del entrenamiento el iniciado conocerá y recibirá en su campo aúrico los símbolos Reiki que facilitan una conexión a un nivel más profundo, a un nivel espiritual, abriendo un camino para la recepción y transmisión de una mayor energía e información curativa.[1]

Las iniciaciones en los niveles, I, II  y III de Reiki, son experiencias de elevación a nivel vibracional que traen en consecuencia cambios profundos en la vida de los seres, entre los señalados ya, el despertar de dones del alma. Grandes canales psicográficos (seres que expresan mensajes del orden espiritual a través de la escritura) así como seres que canalizan a través de la palabra hablada, han dado inicio a su misión una vez fueron iniciados en Reiki, sanadores con el don del consejo, la clarividencia o la clariaudiencia, han despertado sus antiguos potenciales a través de la práctica de la terapia Reiki.

 La Ascensión es SANACIÓN, una SANA ACCIÓN INTEGRADORA.
A nivel celular, la raza humana percibe, narra, contiene el recorrido evolutivo de toda la historia de la humanidad, caminamos hacia la expresión plena de la CONSCIENCIA como integración del alma y el cuerpo, de lo inconciente y lo conciente, del femenino y el masculino, de nuestra luz y nuestra sombra, y esto también yace en nuestras manos, por tanto son ellas portales preciosos de expresión de la evolución humana en su dimensión física y espiritual.

Las consabidas dos hélices del ADN humano, son sólo la expresión reconocida y avalada por la ciencia de un material inconmensurable del que sólo conocemos un 5%, que es el que codifica y reproduce proteínas, el 95% restante es llamado ADN durmiente (o inútil) sin embargo, grandes científicos (Daniel Winter), trabajadores de la luz y buscadores espirituales han logrado reconocer con humildad la vastedad del universo de nuestro genoma, incluso algunos hablan de la existencia de 12 hilos, 12 capas de información que contienen los potenciales biológicos, los dones espirituales, el poder esencial de la divinidad para decodificar y reprogramar tanto las enfermedades así como los karmas, las improntas de dolor y los aprendizajes heredados vía el linaje biológico o vía el aprendizaje colectivo. Gran libro de infinitas páginas es nuestro material genético que no sólo define nuestros rasgos físicos, en realidad contiene incluso pasado, presente y futuro como un potencial de la creatividad divina que habita en cada ser.

Los 10 dedos de nuestras manos, son el relato de esos diez hilos de información por activar y redescubrir en este proceso de Ascensión, que no es más que un proceso de COHESIÓN, de INTEGRACIÓN del ser humano y todas sus dimensiones de luz para ejercer una misión más plena y gozosa aquí en la tierra”.

Por:
Ana Lucia Acosta Bedoya - Texto tomado del Libro “Amor y sabiduría de los Ángeles y Maestros de Luz”


[1] En ciertas Escuelas  la instrucción del Tercer nivel se divide en dos, conformando un entrenamiento de 4 niveles. La información que ofrecemos retoma los conceptos básicos de la tradición Usui y los integra a los planteamientos de la Maestra Diane Stein y su legado del Reiki Esencial.

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