Tu cuenta corriente celular
El siguiente escrito es un aparte del libro la Medicina de la
energía de Caroline Myss, autora de Anatomía del espíritu, un texto que no requiere mayor introducción pues nos pone de cara ante la CUENTA CORRIENTE más importante de nuestras vidas nuestra cuenta corriente celular, es decir, ese caudal de información y vida que anima nuestro cuerpo y que es el origen mismo de todo sueño o creación.
Sin más preámbulos espero que este apartado sea una valiosa herramienta para discriminar, discernir y decidir DÓNDE Y CUÁNDO INVERTIR tu energía mental y emocional en este 2016, si en realidad queremos que sea un año NUEVO.
"Cada uno de nosotros
posee centenares de circuitos de energía conectados entre sí, una energía que
diversas culturas han denominado de forma diferente: el aliento divino de la
vida que late en cada uno de nosotros. Lo que los indios llaman prana y los
chinos chi. Podemos pensar que esta energía penetra en nosotros desde el
universo, desde Dios o desde el Tao y, a medida que fluye a través de nosotros,
nos proporciona la savia que precisamos para alimentar nuestro cuerpo, nuestra
mente y nuestras emociones, además de para controlar nuestro medio exterior.
Todo en nuestra vida – cada pensamiento, cada acción en la que participamos-
requiere esta energía. Aunque todos poseemos esa fuerza vital, que fluye a
través de nosotros, seamos conscientes de ello o no, podemos maximizar nuestra cantidad de energía y el uso que hacemos de
ella. En efecto, potenciar nuestra
consciencia psíquica significa ser conscientes del flujo de fuerza vital que
fluye a través de nosotros, y de nuestra capacidad de dirigirla hacia
determinadas zonas del cuerpo, sin por ello retirarla involuntariamente de
otras.
Imagine este flujo
de energía como una asignación equivalente a cien dólares diarios. Su labor consiste en aprender a invertir
bien ese capital, porque sus inversiones pueden proporcionarle grandes
intereses o hacer que se endeude. Evidentemente, unas inversiones positivas
le rendirán unos ingresos positivos, no sólo incrementando su energía sino
creando una energía adicional. Las inversiones negativas, por el contrario, le
ocasionarán deudas. Si la deuda es mayor que su asignación diaria, tendrá que
pedir un préstamo. En términos energéticos, deberá tomar energía prestada.
Esta cantidad
adicional de energía puede obtenerse de dos fuentes. Una es la energía de otras personas, con las cuales usted se comporta
de forma parasitaria a fin de obtener la energía necesaria para alimentar su
sistema físico y emocional. Esta utilización de la energía de los demás crea
adicción, y hace que usted se vuelva cada día más incapaz de valerse por sus
propios medios y más dependiente de los demás. Necesita de los demás para
potenciar su autoestima y para que le indiquen cómo debe vivir, comportarse o
pensar, porque carece de la energía necesaria para crear su propia vida.
Esta fuente de energía suele ser de corta duración, porque las personas que se
la proporcionan no tardan en darse
cuenta de que el hecho de estar con usted les hace sentirse agotadas, faltas de
energía, y le rehuirán.
La otra fuente de
capital energético adicional son los recursos energéticos que usted posee en
sus tejidos celulares. Todas las células de su cuerpo deben cargarse de energía
diariamente para sobrevivir, al igual que también necesitan agua todos los
días. Deben emplear su asignación diaria de capital energético en alimentar su
sistema físico y emocional. Si mantiene
su cuerpo en perfectas condiciones puede alimentar su creatividad, sus
relaciones y su necesidad vital de optimismo. Pero cuando extrae demasiada
energía de su cuenta corriente celular, se endeuda. Cuanto mayor es la deuda
más se debilita su tejido celular. Si no modifica este esquema, saldando sus
deudas con la asignación diaria de energía, corre el riesgo de enfermar.
Cóndores en el Cañón del Colca - Perú 2012 - Un vuelo de transmutación y libertad
El seguir aferrado a los acontecimientos negativos de nuestro pasado
resulta caro, prohibitivamente caro. Es como tratar de mantener vivos a los
muertos, y exige una tremenda cantidad de energía. Cuando experimentamos un
trauma, la naturaleza nos proporciona unos fondos adicionales, por así decir,
para protegernos durante ese período de crisis, pero se trata de una “préstamo
limitado”. Ningún préstamo dura
eternamente, y la señal de que debemos saldar el préstamo es que comenzamos a
sentir que el tiempo se ha detenido, que nuestra vida se ha estancado.
Cuando nos negamos a librarnos del dolor que albergamos en nuestro
sistema, caemos en la depresión. La energía tóxica de una depresión, (no
asumida, no tratada, ni vivida de forma consciente) alimenta nuestras actitudes negativas hacia los demás y agota
nuestros recursos energéticos. Comenzamos a proyectar las causas de nuestro
fracaso sobre los demás y les achacamos la culpa de nuestra desgracia. Esta
respuesta irresponsable a nuestros problemas se convierte en una actitud
rutinaria. Nos aferramos a las relaciones y a los hechos negativos del pasado y
del presente, porque así podemos considerarnos las víctimas y a todos los demás
la fuente de nuestras desgracias.
La única forma de modificar ese esquema es librándonos de la carga del
pasado, saldando esa deuda energética que ya no podemos mantener. El perdón es
un medio de conseguirlo. Perdonar no significa restar importancia a lo
ocurrido. Significa librarnos de los sentimientos negativos que albergamos
sobre ese hecho y sobre la persona o las personas que lo realizaron … la
energía divina (la energía vital) difícilmente
penetrará plenamente en usted si no está dispuesto a perdonar y a seguir
adelante con su vida.
(Sin embargo) Algunos acontecimientos del pasado de los
que debemos librarnos no son hechos negativos sino episodios placenteros. Quizá
no pueda librarse del recuerdo del aspecto juvenil que tenía antes, o de sus
dotes atléticas, o de su agilidad mental. Esta incapacidad es otra forma de
malgastar energía en el pasado.
Una de mis mejores
amigas era incapaz de librarse del recuerdo de sus años en el instituto. En
aquella época de su vida, creía tener el mundo a sus pies y ser capaz de lograr
lo que se propusiera. Pero después de dejar el instituto, cada vez que se le
presentaba una oportunidad, mi amiga hallaba un pretexto para no aprovecharla.
De hecho temía no querer hacer nada en realidad. Esa combinación de temor a
participar en la vida y de aferrarse a un momento del pasado, aparentemente
lleno de posibilidades llevó a mi amiga a la quiebra energética y contrajo una
enfermedad terminal. Veinte años después de la época el instituto, seguía
obsesionada con ella y era incapaz de avanzar.
El rechazo a
librarnos del pasado, ya se trate de hechos negativos o positivos, significa el
desperdicio de una parte de su cuota diaria de energía. Si comienza a perder
energía y no hace nada para recuperarla, su cuerpo físico se debilitará
inevitablemente. El problema puede comenzar de manera muy simple: usted empieza
a sentirse decaído o nota que está falto de energía. Si no presta atención, eso
puede llevarle a contraer un infección vírica, gripe, jaqueca, migrañas o
náuseas. Si sigue perdiendo energía sin tomar medidas para evitarlo, esas
pequeñas dolencias pueden degenerar en una enfermedad grave. Y, aunque es una
idea que muchos rechazan, yo creo que la propensión a sufrir accidentes se debe
añadir a este conjunto. La persona propensa a sufrir accidentes (cuando se
vuelve un asunto recurrente) está endeudada energéticamente. Su sistema está
descompensado y puede sufrir pequeñas desgracias consecutivas.
(…)
He conocido a muchas
personas que utilizan un trauma de su infancia y lo convierten en el derecho a
manipular a los demás, a mostrarse amargadas o enojadas con el mundo entero.
(Pero) ¿Por qué es tan difícil renunciar
a una herida? Yo creo que todos nacemos con una serie de percepciones sobre
“ lo que creemos que es cierto”. Una de esas percepciones es que si renunciamos
a ciertas cosas nuestra vida cambiará. Y lo cierto es que tememos más al cambio
que a la muerte (yo diría tanto como a la muerte). Nos negamos a renunciar al lenguaje en torno
a la herida porque se ha convertido en nuestro principal lenguaje de intimidad,
y que todo lo demás – nuestras relaciones sentimentales, nuestra vida social –
lo hemos creado en torno a nuestras heridas. Para la mayoría de la gente, la
idea de renunciar a ello es insoportable"
Tomado de:
Myss Caroline. La Medicina de la energía. Cómo aprovechar nuestro potencial interior para la curación. Ed. ZETA bolsillo. 2011
Condores en el Cañón del Colca - Perú 2012 - Un vuelo de transmutación y libertad
Grandes alquimistas los cóndores, transforman en energía PRESENTE el PASADO vivo en "su presa muerta", toman de el lo mejor, lo vital, lo que para otros sólo sería desecho o dolor, para él es sólo ENERGÍA. Que labor la del sabio carroñero que no se aferra a las heridas, él sólo las transforma con natural inocencia, en vida para sí .
ANA LUCIA ACOSTA B.
Maestra y Terapeuta
REIKI
Fotografías: Juan Felipe Correa Gómez
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